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martes, diciembre 3, 2024
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Lukanico y botulus, exquisiteses extrínsecas y un poco inocuas

Los alimentos, unos son de mayor accesibilidad que otros, la capacidad de compra comprende la relación directa con la demanda, más aun en el país que para el 2021 han denominado como el ¨más feliz del mundo¨. Como raro aquí un derecho desafortunadamente casi siempre está en subasta, son un negocio, el presente que alude a la alimentación está consagrado en el artículo 65 de la constitución política de Colombia en dónde indica que ¨se garantiza el derecho a la alimentación adecuada y a no tener hambre¨.

Por ende, el acceso con calidad se convierte en asunto exclusivo para algunas personas y exótico para otras, todo depende del conocimiento y de cuanto se tiene en el bolsillo, por ende, las bodegas y bodeguitas en relación con los almacenes estratifican los productos, siendo los más accesibles para las personas con menor capacidad aquellos que gozan de descuento y que posiblemente son de bajo nivel nutricional o están por perecer.

La economía incide de varias maneras en el modo de vida de las personas, las dinámicas culturales están directamente ligadas a los alimentos, se consume sustancialmente lo que se cosecha en el lugar, la orografía pudiera ayudar a comprender el tipo de alimentación del colombiano, este el tesoro gastronómico regional que emerge gracias a los pisos térmicos, comestibles que se determinan por las condiciones climáticas.

Otro punto a partir del anterior indica que una persona es lo que consume, lo que permite comprender a cierta medida las condiciones físicas de una persona, hasta de pensar incluso, determina tanto la parte económica que es asirle de las personas al acceso real de los alimentos y puede ser esto de gran inquietud, observandolo desde el fenómeno del cambio climático como aspecto fundamental hacia la seguridad alimentaria, pero este escrito no se concentrara en ello en este momento.

Remontándonos en la historia pondremos un poco de atención en la gran depresión de los estados unidos, la gente se vio en la necesidad de echar mano a lo que fuera, de hecho, ser obeso se convirtió en un privilegio de ricos, en este momento aun estaba en apogeo el club de los hombres gordos de Nueva York que inspiro al club de los 100 kilos francés, y como todo, fuere conformado por un grupo de burócratas selectos, situación que se expande y en nuestro territorio aún se comprende que cuándo una persona es obesa es porque lo tratan bien o es prospero.

Aquella recesión también impacto al país que denominaban ¨criollo¨, precisamente en un momento de bonanza cafetera en dónde se ha motivado al campesino a dejar su parcela para alojarse en aquellas urbes en formación, fue la forma entonces de apoderarse del campo.  Se sintió muy fuerte este gran suceso del país del norte en el territorio, sobre todo en los pobres que como hoy siempre han sido mayoría.

Fue por tanto el instinto de supervenía que conllevó a echar mano de lo que fuera, o al menos de lo medianamente comestible, aquello que se les pudiera caer de la mesa a los más afortunados por así decirlo fuere una tabla de salvación, esas cosas que no se consumían, esas que generaban repelencia, como las vísceras, ojos, las menudencias, esa carne gorda, esa pelanga, todas esas y otras más fueren determinantemente lo que consumirían aquellos y sobre todo los sumidos en la miseria.

Esta manera de alimentación parece ser nos hizo más resilientes, este recurso gastronómico hoy es culturalmente aceptado, podría ubicarse simbólicamente a la derecha de la bandera de cualquier municipio. De aquellos tiempos lejanos vienen dichos, que parten de exclamaciones comunes que se vuelven parte de los vocablos con el tiempo y aquel ¿vecina me presta el hueso? ¨pero con una condición ni me lo chupe ni me lo lama, tres metiditas y me lo manda¨ indicaba la solidaridad entre las familias con una extraña empatía alrededor de la sustancia ósea, si, del hueso, ese carnudo que se pasaba de familia en familia con el sentido al menos de echarle un poquito de sustancia al caldo.

En aquellos tiempos los alimentos nativos gozaban por entonces de un estigma aun diabólico impuesto por el designio de la ideología proveniente de la que alguna vez se le denomina  experia por los latinos, estos cuya existencia se habla en los textos de homero y virgilio, aquellos que comulgaban con los domadores de caballos, que posteriormente tomaron la cruz.

Los alimentos como la guatila, el bore, cilantron, incluso algunos con mayor reputación como las ibias, cubios y chuguas han de gozar de gran valor cultural en algunos lugares por su potencial nutricional, pero fueron los alimentos segregados y disminuyeron por idiosincrasia su valor, hoy por ejemplo la gente piensa que la manzana chilena es mejor porque viene de otro lugar y es más grande, siendo que la manzana criolla aunque es más pequeña es mucho más nutritiva, la ignominia con el tiempo ha que los alimentos nativos fueren desprestigiados y utilizados meramente para la cría de gallinas, marranos, patos,  animales que finalmente se servirían en la mesa de una selecta casta social, por ende, se ha dejado en el ambiente aquel mensaje de que todos estos alimentos solo pueden ser consumidos por quienes se les denominaran como animales.

Las clases sociales, la cultura, y la manera que estás han inyectado su pensamiento en la gente son atemporales, se puede comprender  esto de muchas maneras, la literatura puede  ejemplizar al respecto, aquella historia de García Márquez que en un pasaje al hablar del Coronel Aureliano Buendía indica que después, cuando no quiso tomar el título de general, al asumir el comando de Macondo ¨andaba en un círculo vicioso de aquella guerra eterna que siempre lo encontraba en el mismo lugar, pero con un general más acabado, que no sabía qué, como y hasta cuando¨, lo que invita a pensar que las personas envejecen, pero las dinámicas internas se quedan, cómo aquella Penélope que espera, imagina que llegara el amor tarde o temprano, así esperamos que las cosas cambien.

Volviendo a la óptica de la condición económica y de cómo influye esto en la nutrición de las personas, se comprende que la alimentación tiene que ver con él rendimiento laboral, y la capacidad laboral depende del nivel de aprendizaje, por ende, no es difícil llegar a la conclusión de que una mejor nutrición es a mejor aprendizaje, y de esta a mayor proyección laboral, por ende del capital.

Desde la entrada económica, una persona que apenas sobre vive con su grupo familiar de un salario mínimo por ejemplo, ¡claro está! partiendo del imaginario de que  algún miembro de cada  familia tenga la posibilidad de tener acceso a un salario mínimo por contrato regular, esta persona para rendir sus ingresos también debe pensar en su forma de comer, si alguien va a comprar un pan de 2.000 de calidad, viendo que solo comerá una persona, le será mucho mejor pensar comprar 4 de 500 para poder llevar comida a las otras 3 que están en casa, se debe entonces sacrificar calidad por cantidad.

Todos los datos anteriores encajan en la dinámica de consumo del salchichón, pan y gaseosa, que para cortarle la grasa se le pone limón, limón que ya no se utiliza para ello conscientemente porque se ha naturalizado este como complemento, ya es parte del sabor, como el binomio de melao de panela con cuajada, el chicharrón con arepa o el café con leche y pan.

Al respecto de este embutido cuya descendencia es muy posible sea egipcia, los griegos le tienen por nombre lukanico, el mismo alimento que el mismo Odiseo consumió durante su travesía para llegar a su bellísima Ítaca, este alimento a la colombiana en su consumo parece tener unas cuantas objeciones, por ejemplo la revista semana en marzo del 2023 (https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/estos-son-los-peligros-y-las-consecuencias-de-consumir-salchichon/202326/) indica que el consumo de este embutido  incrementa el riesgo de cáncer hasta de un 18%, es un dato abstraído a su vez de la OMS, entre otros indica en tono de preocupación que su consumo de hacerlo de manera constante (por la  carne roja) puede incidir al desarrollo de cáncer correctal, como también de próstata y  páncreas.

Este mismo artículo expresa la preocupación por el cáncer, que a nivel general tiene muchas variantes e incluye los mencionados anteriormente, y se le atribuyen para el 2020 ¨casi 10 millones de defunciones¨ a nivel mundial.

Otro dato bastante llamativo es que se menciona en este mismo artículo que la carne procesada que es con la que hace en gran medida el botulus (así le llamaban al embutido los romanos)  criollo, puede tener un impacto negativo en la salud de los más pobres, dado que sus compuestos  tienen una alta relación con el cáncer y sus diferentes tipos, por ende, que el consumo diario al menos de 50 gramos de carne incrementa el riesgo de hasta en un 18%, en la salud, además no tiene un ¨aporte nutritivo significativo¨.

La ENSIN (2010) ha indicado  que el 73.9% de los menores de 13 años lo han consumido semanalmente, y los adultos semanalmente 41,4%,, incluso después del aislamiento por COVID SARS 19 la evaluación de seguridad alimentaria para la población colombiana (febrero-2023) ha indicado que el 51% de las personas han debido disminuir el tamaño de las porciones de en los 3 golpes ( desayuno, almuerzo, cena) y el 68% ha debido consumir alimentos pocos preferidos en estás comidas, la pregunta entonces seria desde la perspectiva de que una persona con dinero y conocimiento al nutrir a su familia frente a la decisión de comprar filete, verduras, frutas ¿ llevaría a su casa salchichón, pan y gaseosa?.

Nota: La producción de carne es una de las causas que genera consecuencias negativas ambientales, debido a la tala de árboles por pastizales, los pedos de las vacas, los procesos de curtiembre de los cueros, generando gases que afectan y conllevan al efecto invernadero ¿ Es necesario el consumo de tanta carne, para decir que con ella de una u otra manera se es próspero y sano?

Volviendo a los alimentos que indican un sector del país son básicos en la canasta familiar de los más pobres, el  matrimonio perfecto dentro de los combos nutricionales que han adquirido las personas pobres para llevar algo a la ¨barriga¨, ya para los denominados tres golpes diarios, o para el entre mes, como la cosita en la costa, el fiambre en el eje cafetero, el mecato en el valle, las onces en el interior del país, que se han basado en comida poco nutritiva, ¿han escuchado el termino mal nutrición?.

Se ha vendido mucho como verdad, «ser robusto posiblemente no indique estar bien nutrido, se denota ello en la falta fuerza, ausencia de energía, que para compensar la gente lo hace con ¨ juguitos ¨, estos que dicen en la tele tienen vitaminas ABC, y si pudieran dirían hasta la Z, y de hecho para atrapar a los mayores indicarían que tienen omega. Estos que se venden como alivio nutricional tienen concentraciones altas de fructosa, el daño para la salud es sustancial afectando negativamente el desarrollo de la diabetes tipo II.

El azúcar sin hablar de las anilinas, concentra niveles tan altos que pueden generar hiperglicemia, afección que se relaciona con la diabetes, es uno de los factores que más influye en el sobrepeso de una persona, y muy mal porque ¿quién quiere tener obreros enfermos?, puesto que no hay que ser un genio para saber que si una persona no se encuentra bien de salud pues es menos productiva, esta situación de salud estanca los procesos económicos dentro de los núcleos familiares, en muchos casos si no trabaja pues no se come y es aquí en dónde muchos niños han debido de salirse de estudiar para apoyar económica en la casa.

Es curioso pero más bien un mal chiste oscuro, con un tono tan alto que raya en lo infame, este, que se expresa a forma de preocupación, que se intenta mimetizar como empático, pero no lo es, este, el que se cuenta «como relato verídico eclesial» que es atribuido por privilegio generacional de una casta social, decir mostrándose preocupado ante la cámara  denominando como ¨infamia¨ la subida del salchichón y la gaseosa, demuestra un histrionismo magisterial, es tal que puede poner en duda aquello, de que los pasabocas en bolsa, el chicharrón, papas fritas, comestibles de carne o despojos y gaseosa son finalmente malísimos para el bolsillo de los más pobres ¿por qué?, por el contrario «no hay nada más costoso que la salud», pero como se socaba es el negocio propio o de sus similares venden la idea de que vulneran el bolsillo sobre todo de los más pobres.

En serio es un mal chiste, esto ofende, indica que es lo único que estos «mantecos, guisos, chusma, ñeros, plebe» merece consumir los empobrecidos y empobrecidas, se levantan día a día para mirar cómo es que comen de rico, está desafortunada situación vislumbra lo que realmente esta casta acomodada comprende y es que ¨los pobres por naturaleza solo pueden comer salchichón y gaseosa¨, eso es lo que se les permite y eso es lo que se les permitirá. Que forma tan discreta, tan diplomática, tan delicada de decirle al pueblo que es un muerto de hambre y que no deben esperar más.

Leonardo Ríos Ortiz
Educador físico, especialista en pedagogía, magister actividad física para la salud. Doctorando en educación. Correo electrónico: lerioso@educacionbogota.edu.co
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