Un diálogo pendiente
Después de dos años de pandemia comienzan a aparecer sus efectos en el sistema educativo. Uno de estos efectos es la presencia de múltiples violencias (directa, cultural, estructural, simbólica y epistémica) en la cotidianidad escolar (ahora presencial). Todas estas violencias, en mayor o menor medida, han aparecido en los colegios públicos de la capital en lo que llevamos de calendario escolar. Aunque no son violencias novedosas, lo relevante ha sido su capacidad para interpelar a las comunidades educativas.
Entre las prácticas de violencia más complejas se encuentran las que tienen que ver con el abuso, acoso y violencia sexual. El ordenamiento institucional de los colegios que han debido responder a estos hechos ha sufrido un agrietamiento ético y normativo sin precedentes. Además, la credibilidad de la educación publica ha sido puesta en cuestión por el oportunismo ramplón de los medios de comunicación y también, debemos decirlo, por la incapacidad de algunas comunidades educativas para responder ante hechos tan avasallasadores. Aún así, no podemos negar que los problemas existen y deben ser resueltos, a través de mecanismos legales, pero ante todo mediante análisis crítico-pedagógicos. Los y las maestras tenemos un diálogo pendiente.
Es necesario que las comunidades educativas debatan sobre el machismo, el patriarcado, la verticalidad del poder y el reconocimiento de la alteridad. Es fundamental estudiar las dimensiones culturales e históricas de conceptos como el género y la sexualidad, frente a la debacle de un modelo iusnaturalista heteronormativo profundamente excluyente y violento. Estos temas, entre muchos otros, intervienen subrepticiamente en aquello que llamamos, el currículo oculto.
No podemos dejar de hacer alusión al impacto que tiene la guerra, la desigualdad y la falta de oportunidades en las manifestaciones de todas las violencias en nuestro país. Las políticas públicas descontextualizadas, un manejo mafioso del poder político, la desfinanciación de la educación pública y la represión como forma de gobierno han impactado negativamente en la sociabilidad cotidiana. Nuestras relaciones ciudadanas están configuradas por la desconfianza mutua, el individualismo, la incapacidad para escuchar, la desesperanza frente al futuro y el descredito de las instituciones políticas.
Protocolos para proteger derechos
En este sentido, es preciso que las y los docentes conozcan las herramientas metodológicas y pedagógicas para abordar las situaciones concretas de la convivencia escolar. Estructurado en clave de enfoque de derechos, el documento que publicamos a continuación fue el trabajo realizado en el 2019 por el «Comité Distrital de Convivencia Escolar», cumpliendo con las funciones que le exige la Ley 1620 de 2013.
Este documento ofrece un marco de acción que deberá ser alimentado por transformaciones de orden curricular, pedagógico, y normativo al interior de cada institución educativa. Todo lo anterior no debe perder de vista que los derechos de los niños, niñas y adolescentes son intocables deben ser protegidos al momento de abordar cualquier situación de violencia que se presente.
Descargue el Directorio de protocolos de atención integral para la convivencia escolar. SED – Bogotá (2019) HACIENDO CLICK EN LA IMAGEN