¿El posible hacer poesía sin el cuerpo? ¿se puede escribir poesía sin sentir aquello que se está escribiendo? Sucede que la poesía está ahí sobre nuestra piel, en nuestros labios y bajo nuestros deseos. La poesía colombiana ha sido un actor vigilante de la corporalidad, una poesía encarnada que observa más allá de los efectos producidos por la violencia. La Hojarasca ofrece algunos poemas colombianos que desnudan los cuerpos y las palabras.
Simple (Fermina Ponce)
No se puede sentir con la piel
Sino se ha entregado el alma,
pero jamás se habrá entregado el alma,
si no se ha escrito en la piel.
La nada (Fermina Ponce)
Me quedé con las mano rotas,
llenas de antojos,
con lunas medio desnudas
y estrellas en la entrepierna
Me quedé descalza
Con tu boca en mi pie.
Cuando apoyo mi oído (Jairo Aníbal Niño)
Cuando apoyo mi oído
en el caracol de tu oreja
escucho el mar de tu corazón.
El tono definitivo (Gonzalo Mallarino)
El tono definitivo
al final se va olvidando.
La voz perdiendo memoria
tras los grupos temporales.
Las palabras caen muriendo
en la ausencia dilatada
y el amor está empezando
a doler como una vida
Tantas sangres (Esther Pardo)
Mi cuerpo
cultiva
bajo lunas impares
y entreteje
punto y seguido
un nuevo ruedo.
La sangre
Me delata.
La olvido
Pero vuelve.