Comienzo mi saludo, al final de este nuevo día, de este inicio de mes y de año, agradeciendo los mensajes enviados y, para mis adentros, con una pregunta que ronda bajo mi sombrero: ¿Qué tanta de esa felicidad interna, que nos deseamos como amigos, colegas, familiares y un poco como gremio, podremos cosechar en el 2024, en el trienio que nos queda del Gobierno del Cambio y en el cuatrienio de gobernanza que hoy inicia en lo municipal, departamental y distrital?
Los nubarrones que se avizoran, en la bóveda celeste de las políticas socioeconómicas locales -verbi gracia en Bogotá, en las grandes ciudades y en la mayoría de los departamentos- son intimidantes para la educación empero el lenguaje balsámico con el que se expresan; pero sobretodo lo son para el impulso de las reformas nacionales en curso (Salud, Laboral, Educativa, Pensional, Justicia, Servicios…) para la Colombia Potencia de la Vida, que es el edificio que estamos reconstruyendo “ahora que la nación, sacudida en sus entrañas, ha recobrado el equilibrio”, tal como aconteció en los Funerales de la Mamá Grande.
Es un edificio que, en la lógica del caracol, vivimos para reconstruirlo y para que muchos puedan y podamos seguir viviendo en él. Es un edificio que nos está pidiendo mano de obra urgente y calificada para avanzar, para derribar cimientos, paredes y alambradas afirmadas por los troyanos, por la oligarquía y el imperialismo. Los contradictores y enemigos de clase nos exigen obras de segundo, tercero y cuarto piso desconociendo que hasta ahora estamos en la albañilería del primero.
En el caso del magisterio el momento histórico nos pide, al estilo de El juego de los abalorios, defender con ahínco la “Provincia pedagógica de Castalia”, es decir, la Educación, mejorándola, y no la “calidad de la educación” (porque la propiedad no debe anteceder al sustantivo) que defienden los troyanos y, por infortunio, algunos colegas, líderes y directivos sindicales que han hecho suyo un lenguaje que, como le dice El principito al zorro: “es fuente de malos entendidos”.
“Colombia Potencia Mundial de la Vida”, análogamente con La Eneida, no es un relato de hazañas, sino un relato fundante, con misión, erigido por el Hado de la equidad, porque los troyanos han arruinado a Colombia como a Ítaca, nos han puesto en el 2o país más inequitativo del continente y con una de las tasas de desigual más altas entre una generación y la siguiente, según el Banco mundial; pero, nuestro Eneas, exiliado de la muerte y de las amenazas, con muchos tropiezos en el camino, sufre, parece inmune al chantaje y a la angustia y así sigue adelante, no deja de avanzar; a veces, al igual que el puñado de viajeros que lo acompañamos, no sabe por dónde empezar, pero incluso en la duda, empieza y no detiene el paso.
Nuestro auriga invisible ya no se plantea el problema de hacia dónde conducir el carro, sino el de cómo volver a ponerlo en pie, después de haberlo volcado violentamente los troyanos, dejando cojos a los caballos. ¡Si Él puede nosotros también podemos compañeras y compañeros! Estamos a tiempo, a escasos tres años para sostener el paraguas, sortear la bravura de la tormenta neoliberal y evitar que ésta le haga agujeros y nos vayamos a quedar apenas con las varillas metálicas y con el raso brillante roto pudiendo servir meramente para mirar las estrellas, como le pasó a la familia de El Coronel no tiene quien le escriba. Ahí estaríamos pudriéndonos vivos como expreso la esposa del coronel.
Pero volvamos nuevamente a Los Funerales de la Mamá Grande, ahora que, “es la hora de recostar un taburete a la puerta de la calle y empezar a contar, desde el principio, los pormenores de esta conmoción nacional,” antes de que tengan tiempo de llegar los liberales, conservadores, los neoliberales, sus militantes y simpatizantes a retomar el gobierno, porque mientras nosotros estamos en las celebraciones de navidad y Año Nuevo Ellos están en eso y aforando los jotos de políticas públicas que pretenden que nosotros sigamos cargando y aplicando en el aula, en la educación, en el Estado y en la sociedad.
¿Y nosotros como castalios qué esperamos? ¿Esperamos esos aforos o tenemos también nuestras propuestas para equilibrar las cargas? ¿Cuáles son nuestras propuestas? ¡Organicémoslas antes de que cambie la luna, “es tiempo de sembrar el alforfón” nos dirá El hacedor de lluvia en la obra de Hesse.
La felicidad entonces, amigas y amigos, está en juego, en El juego de los abalorios, huelga decir, en la fuerza cooperativa y solidaria que aportemos en la reconstrucción del primero, segundo, tercero y más pisos que le hagamos al edificio; en nuestro caso, en la aplicación de los conocimientos pedagógicos que hemos preservado, en la conciliación de las ciencias y las artes, desplazadas estas últimas junto con la filosofía y la literatura por el STEM y la propaganda de las competencias, que como lo muestran las Pruebas Pisa, siguen siendo un fracaso para los troyanos -por eso se muestran brabucones y denigran de la educación pública, esa que nosotros cultivamos en el día a día, en el paso a paso-, no para los estudiantes, ni para el magisterio, porque nosotros no le estamos apostando a ese caballo equivocado ni le debemos apostar, dado que si perdemos, pierde no solamente Castalia, “la provincia pedagógica” donde tiene lugar la inspiración, donde están las musas, sino que pierde La Colombia potencia de la Vida, pues “no dependemos sólo de nuestra moral y razón, sino muy esencialmente también de la situación del país y de la voluntad del pueblo”, asentirá Magister Ludí en la carta dirigida a las autoridades de educación en la obra del autor de El lobo estepario.
Para nosotros los castalios el fracaso está en que estamos dejando de lado el enseñarle a pensar a los estudiantes, estamos dejando que otros piensen por ellos e incluso por nosotras y nosotros; en la falta de fortalecimiento de la lectura para profundizar el pensamiento, para el deleite y no para calificar y evaluar como lo siguen pretendiendo los troyanos, ese ha sido un error craso. A los estudiantes, la maestra y el maestro partera/os, como lo expone Sábato, más que ensenarles los contenidos de la filosofía hay que ensenarles a filosofar, eso no lo enseña el nuevo pacificador: el iPad ni la mal denominada Inteligencia Artificial.
Otro fracaso esta siendo el abandono de las artes, el juego y la literatura olvidando que “América Latina está atrasada en todos los dominios de la técnica, de la política, de las ciencias naturales, de la organización social. Sin embargo no está atrasada en su cultura literaria, en, en primer lugar porque el imperio que nos colonizó estaba a la vanguardia de ese arte y, en segundo, porque para leer y escribir no se necesitan grandes capitales ni inversiones descomunales por el Estado. Tenemos como ejemplo palmario a Florentino Ariza quien – como se lee, en El amor en los tiempos del colera, “necesitó tres días para aprender la posición de las letras, en el teclado, otros seis para aprender a pensar al mismo tiempo que escribía, y otros tres para terminar la primera carta sin errores, después de romper media resma de papel”
Otro potencial fracaso está en que nos faltan didácticas y conocimientos, para enseñarles a los educandos a usar adecuadamente lo digital, a poner el diálogo lo digital con lo impreso, para que los aprendizajes sean más sólidos y para que la salud física y mental no sigan en detrimento, por la vía de los trastornos de: sueño, aprendizaje, alimentación, personalidad, visión; ansiedad, depresión, miedo, sedentarismo, entre otros flagelos.
Y por último, un sabor que puede ser amargo y molesto para muchos, pero que si no lo transformamos será otro fracaso: estamos centrando nuestra lucha, nuestros discursos y acciones en las reivindicaciones laborales y en la hegemonía del Derecho, que nos importantes y necesarias, pero que con ello se está dejando de lado el sentido de nuestra ontología: la acción pedagógica, el fortalecimiento del discurso pedagógico y la construcción colectiva de propuestas pedagógicas; aquello que de vez en cuando se pronuncia: Movimiento Pedagógico.
Un Movimiento Pedagógico que -evocando a Carlos Eduardo Vasco, reflexione y actúe sobre La escuela como parqueadero laboral, como Cárcel de menores, como Cámara de endurecimiento y como Aplanadora ideológica. A la Colombia Potencia de la Vida no nos sirven esas expectativas que quieren seguir imponiendo tirios y troyanos a Eneas y a Castalia.
Tenemos que trabajarle a una escuela que no sea cárcel como se ha venido naturalizando con la prevalencia de las normas legales, sino un sitio agradable: que no sea parqueadero laboral, sino que esté ahí produciendo por lo menos social, cultural, simbólicamente; que no sea una cámara de tortura que albega el burnout, sino que sea un sitio donde la persona goza de sus derechos y sus oportunidades, y que no sea una aplanadora ideológica, sino un sendero de democracia, de participación, de pensamiento crítico, de ojala, algún resucitar de la utopía. “El agrimensor K, ese personarse Kafka-apunta Camus- no puede imaginar otra preocupación que la que lo roe”.
Un abrazo.
Bogotá DC, Enero 01 2024.
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