Por todo el continente había Comunidades Cristianas de Base y se entendía de forma clara el lugar donde se desarrollaba el sacramento; fuera de la construcción, de la iglesia de paredes llenas de imágenes, confesionarios, inquinas, falsa moral y despachos parroquiales, con listas de precios para las misas… Los sacramentos estaban en las propias comunidades, en sus cotidianidades, su historia, su desarrollo, sus temores, sueños y sobre todo en la búsqueda común del respeto y la dignidad humana. Recuerdo a Amparo, una mujer muy sabia que dijo “Donde quiera que una comunidad vence la explotación y evoluciona, ahí está Dios”.
En síntesis, más allá de la salvación mía, de mis compañeros y compañeras y el alcance individual del “Cielo Hotel Cinco Estrellas Eterno” nos movía la conquista de los derechos de un conglomerado, construida con sentido fraterno y solidario cristiano, pero mediante estrategias educativas, intelectuales, culturales, ancestrales, artísticas, sociales…
La experiencia tenía que terminar de forma intempestiva, casi penal… Porque cuando se ha idealizado e inculcado la idea de un Dios, como un estandarte de guerra, un amuleto destructor del enemigo, una suerte de fetiche útil para alcanzar y justificar al estilo puritano, todos los excesos – presentados además como bendiciones de ese mismo Dios- se ve como un enemigo (Apóstata dirían los inquisidores del siglo 17…) a cualquiera que opine y piense diferente. Entonces nos juraron “guerra santa” y en ella valieron los bajos instintos humanos para replegarnos… Esta tesis es demostrable en la táctica de las iglesias cristianas afines al proyecto de ultraderecha, llámense diocesanas (De Monseñor…) O de otras multinacionales de la fe…
La biblia, un libro tan sagrado como manoseado y alterado desde su propio inicio, por intereses diversos, se divide en un antiguo testamento y otro nuevo. Según los objetivos de quienes decidan utilizarla, como forma de adoctrinamiento -porque también puede ser una fuente inagotable de investigación o de estudio- Se escoge la tendencia afín a las políticas de la estrategia. (Nosotros elegimos el nuevo testamento, error fatal en un barrio evangelizado tradicionalmente, con un individualismo de estrato dos, con actitudes de estrato cinco…)
La mayoría de las actuales y boyantes empresas de la fe, escogen el antiguo, porque transmite esa necesidad de retomar las funestas cruzadas, de la Edad media, en contra de los infieles árabes y todo lo que se les parezca. Y de manera idéntica, como esas cruzadas, se valida el saqueo, el robo, el lavado de dineros de dudosa procedencia, la participación en corruptelas políticas gubernamentales y la persecución a los “Infieles” comunistas, ateos, socialistas, masones…
El estandarte de esas cruzadas es la bandera de Israel, con nombres tan sugestivos y propios de campaña publicitaria de oligopolio, como “Dios está construyendo un reino en la tierra…” Porque como método para aumentar las ganancias económicas, algunos pastores y curas, se suman a pirámides internacionales inspiradas en la historia financiera Judía, como evidencia de una elección divina, impuesta a los fieles devotos, obligados a seguir y defenderla, para ser tan ricos y tan “elegidos por Dios” como los Judíos…
Es innegable la condena debida, al recordar el holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial, así no sea tan cuantioso en víctimas y tan inmenso en horror, como el de los pueblos ancestrales y africanos secuestrados por las colonias que invadieron norte y Suramérica…. Pero de todas maneras inaceptable ocultarlo, como también no deben ser objeto de olvido, el que existe un Proyecto Sionista desde los ultraortodoxos del Judaísmo en Israel – no todo el pueblo Judío-.
Apoyados por EE. UU., se apoderaron en 1967 de la Península del Sinaí, Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este; territorios compartidos históricamente con naciones árabes. Crearon por encima de los derechos de los demás pobladores, el Estado de Israel, concediéndole estatus de nación y negando ese mismo derecho al pueblo Palestino.
No se puede olvidar la marginación constante, la invasión diaria de territorios, el ultraje a la dignidad humana, vivida desde el siglo pasado por los Palestinos, cercados, provocados, intimidados por profesar su religión y dependiendo de la voluntad del gobierno judío para sobrevivir, comer, practicar su cultura, organizarse y visitar sus lugares sagrados.
No se puede negar la participación de ese mismo proyecto Sionista, en actividades colonialistas, de desestabilización norteamericana, contra gobiernos legítimamente constitucionales, en todo el mundo y por supuesto en Latinoamérica. No se puede negar la nociva influencia económica Judía en los países en vías de desarrollo como Colombia, la complacencia de gobiernos hipotecados por el capital judío, silentes ante estrategias punibles, como el monopolio, los sobornos y competencia desleal para alcanzar contratos públicos, la quiebra ficticia de empresas, la evasión de impuestos, seguida de la reliquidación con dineros públicos, para beneficiar a otro grupo de Judíos.
Acciones lesivas de la soberanía y el desarrollo económico nuestro. Y nunca se debe olvidar que las cúpulas del narcotráfico en los años ochenta contrataron los servicios de empresas de entrenamiento militar judío. Personajes como Yair Klein, instruyeron sicarios, para iniciar el genocidio paramilitar, del que hoy todavía el país no se repone.
Decir que Israel tiene derecho a la defensa, es cierto, pero también es cierto que la paciencia y mesura de gran parte de la población palestina, ha evitado ataques más terribles, al ocurrido este Sábado 7 de Octubre de 2023, sin duda, resultado de la desesperación lógica y la locura derivada de ver diariamente la ignominiosa condición de esclavitud de todo un pueblo, tan respetable y digno de admiración como el nuestro, en un tiempo y en un mundo que vende como inaceptables y se desgarra las vestiduras por confrontaciones, fruto de ese mismo asedio implacable de quienes exasperan hasta hacer estallar la guerra, como camino para reactivar sus economías, merced a un tráfico, tan letal y criminal como las drogas: Las armas.
Si ese es el pueblo elegido por Dios y esos son sus seguidores y defensores actuales, además de colocar en su contra toda nuestra inteligencia, labor educativa, de denuncia y exigencia de derechos, habrá que ir a Riosucio. Al carnaval del Diablo, de pronto Don Sata, hable con su enemigo eterno, para corregir su error, no eligiendo un pueblo en particular, sino a toda la humanidad como objeto de su posible bondad.
