Construido en la antigua URSS, era un bus confortable, grande, con estaciones fijas, asientos blandos en cuero, espacios suficientes y amabilidad en el manejo, por parte de sus conductores, mejor dicho un transporte pensado para SERES HUMANOS.
Manos no extrañas, Porque ahora con el paso de los inmundos, contaminantes, incómodos y deshumanizantes buses articulados, sabemos que los socios mayoritarios de empresas como “Universal de Transportes”, “Sidauto”, “Buses amarillos y rojos”, “Flota Usaquén”, entre otros… Fueron los encargados de dos asuntos: El descrédito del sistema de transporte, alegando que las vías no servían para el tamaño de los Trolebuses, estorbando el paso de otros medios; Que podrían electrocutar a sus ocupantes y para ello, una banda de saboteadores al servicio de las empresas de buses privadas, dañaba intencionalmente las conexiones de postes y líneas, causando cada vez más frecuentes faltas de fluido eléctrico y desperfectos.
Por último infiltraron estos enemigos del buen funcionamiento de lo público, dentro de los talleres, a mecánicos encargados de quitar partes de cada eficiente bus, dejándolos inmovilizados hasta que se aprobara la importación desde Europa del Este, de los repuestos robados. Así se fueron llenando patios situados en la calle 3 con avenida 68, en el 12 de Octubre y en otros lugares de la capital, con cientos de majestuosos aparatos, al sol y al agua, condenados al desguace de los ladrones y a la destrucción total.
En muchas ciudadades del mundo sirvieron, sirven y servirán por mucho tiempo los Trolebuses. En Bogotá no sirvieron, porque la avaricia y el modelo delincuencial del imperio de la privatización, el mismo dueño del monopolio de Transmilenio, Masivo Integrado de Occidente (MIO), Transmetro… Etc, Etc. No lo permitieron.
Salvo contadísimos casos, así han sido las estrategias del sector privado, para apoderarse de derechos fundamentales, convertidos a fuerza de la distorción de la constitución política en leguleyadas, quitándoles su carácter de derechos, para convertirlas servicios y con ello abrir la puerta a la libre inversión… Y eso mismo quieren hacer los representantes del partido centro democrático, con la ponencia de los “Bonos escolares” so pretexto del beneficio para muchos hogares en situación de miseria.
Surgen entonces preguntas centrales: ¿Por qué hasta ahora el jugoso negocio de colegios y universidades privadas, se “conduele” con la falta de oportunidades de los millones de niños pobres de Colombia? ¿Por qué si han privilegiado por décadas la entrada de los herederos del poder a sus opulentos campus, se arriesgan hoy a que los niños pobres se formen al mismo nivel y los sustituyan?
¿Por qué si hoy -de repente- los dueños de los medios de producción y de la educación, quieren mejorar las condiciones oprobiosas de los tres cuartos de la infancia colombiana, no transforman también las condiciones laborales y socio económicas que causan esa pobreza que les margina? La respuesta a primera vista, podría ser el apoderarse del recurso -que no es poco- (Treinta billones de pesos al año…) para la Educación Pública y con ello, mantener la corruptela, convirtiendo colegios privados de “medio y poco pelo” en fortines electorales.
Sin embargo tal sofisma rastrero, como todos los de Paloma Valencia, va encaminado a eliminar la creciente responsabilidad ciudadana, que funcionarios, docentes y sobretodo familias y estudiantes de planteles de Educación Pública han demostrado, frente a las necesarias transformaciones, después del genocidio, robo de tierras, desplazamiento e impunidad del uribismo.
Por culpa de la ideologización de la educación pública, cree la ultraderecha estar por fuera del poder, olvidando que para convencerse y entregarse de lleno a la transformación equitativa de las condiciones de un país, es sin duda útil la palabra franca y veráz de los saberes y ejemplos de maestros y maestras, pero sobre todo el haber sentido en sangre propia la ignominia de la crueldad, traducida en tergiversar la versión de la dura realidad, convirtiendo campesinos inermes en guerrilleros, sindicalistas y líderes sociales en terroristas, defensores de derechos humanos en muertos y desaparecidos, jóvenes exigiendo derechos en “vándalos…” Y de eso y muchos más excesos, ya la gente se “mamó…”
Robar las arcas de la Educación Pública y debilitarla aún más de lo que ya está, suponen los enemigos de lo público, será el fin de la oposición a su horroroso e imborrable pasado de sangre y presente de mentira. Como no pudieron convencer al país de la inminente “desgracia nacional” con el ascenso de un gobierno alternativo, mucho menos después de un año, en el que las cifras económicas, desmienten los diarios ataques cobardes, lanzados por la red de medios masivos privados, acuden a sus mayorías legislativas para comenzar al estilo de los primeros años de la colonia, el adoctrinamiento en contra de lo público, señalado por su infinita ignorancia, como parecido al socialismo.