El domingo 29 concluirá este espectáculo deprimente, este vergonzoso teatro de falso amor por el pueblo, terminará la competencia de quién se queda con el presupuesto público, y como se reparten la torta. El lunes el país amanecerá con nuevos alcaldes, uno que le regaló un burro a Obama, otro que reparte cachetadas a los concejales, y uno que cerró su campaña emborrachándose sin ropa, pero lo más grave será esos mandatarios que, ni los Libros de Laura Ardila, ni la plata de los narcotraficantes del Norte del Valle, les afectó la campaña.
Mucha gente se va a sentir animada y cometerá el mismo error que muchos realizamos en el pasado, emocionarse al votar por un enredo lenguaraz de último minuto, así que no, por favor no vote, por lo menos no lo haga sí ningún proyecto lo convenció o sí este proyecto no va acompañado de una persona honorable, por que vaya que sí hay buenos programas de gobierno en el pabellón de políticos de la cárcel La Picota.
En muchos lugares de Colombia, no hay por quién votar, pues la gente honorable es poca y los atracadores del erario son muchos, son tantos que ni sus listas caben en el tarjetón, y sí se lo preguntan, por supuesto que en el cambio hay quienes quieren vivir eternamente sabroso, para la muestra un botón, o mejor, un Nicolás, el que casi entra en un coma diabético después de tanta mermelada, él encarna la ambición de los que nunca han podido lamer la paleta del poder, y en la primer mordida casi se atragantan. Como Nicolás hay cientos, hay miles, los que ven en Petro el trampolín para salir del desempleo y llegar a un puesto público, de Petro ni hablo, me tiene decepcionado, habla mucho y no concreta nada.
En todo caso, es difícil votar en muchas circunscripciones, pues en todos los grupos políticos hay delincuentes, en la izquierda y la derecha, al centro no lo incluyo, porque eso no existe, es una mentira en la que caen incautos, solo son una bandola que desea hacerse con el presupuesto público, tener camionetas, puestos, contratos y escoltas, acabalgados en las payasadas de Antanas Mockus, ¿estoy mintiendo? La memoria es caprichosa pero no ingrata, recuerden que el objetivo de esta organización para delinquir es estar ocho años en la cámara, ocho en el senado y retirarse en un paraíso tropical, para no volver a saber nada de Colombia, eso sí, que nunca deje de llegar el cheque de pensión vitalicia.
Llegó la hora de Nayibe, la que lleva dos inauguraciones de un Metro que no existe, el que es elevado y sin estudios como su creador, el vendedor de buses que nos lo embutió, de ese metro van a comer por lo menos otros 5 alcaldes, todos llegaran diciendo, “ya no hay presupuesto, hay que hacer un otro sí y más estudios ”.
El próximo alcalde que a la ciudad le espera, se ha lanzado una y otra vez a la alcaldía creyendo que la tercera es la vencida, desde siempre ha estado obsesionado con los 31 billones del presupuesto de Bogotá, y por supuesto, el tiquete para la casa de Nariño, a esta campaña se le unirá el peleador Happy Lara. También el bombardeador de niños, el general asesino de manifestantes y el eterno candidato del MOIR, y que no falte el gomelo, la prueba viviente de que este país es una payasada; a esa campaña le va a caer de todo, la van a llamar la escombrera dos, pobre Uribe, ahora todos quieren expropiar el nombre de sus creaciones.