Cierre de campañas presidenciales en Colombia en medio de la polarización, el miedo, la zozobra y la voluntad de cambio de gran parte de la sociedad colombiana. Las redes sociales son un campo de batalla, las familias también han tenido desencuentros, los señalamientos de parte del establecimiento hacia el Pacto histórico rayan en la difamación y la calumnia. Todo mundo se ha metido en campaña, incluso violando la constitución política, militares opinando, alcaldes haciendo jugaditas. Hasta Iván Duque, el seudo presidente saliente está en campaña. ¿y los entes de control? ¡no existen! a no ser que actúen a favor del candidato del uribismo.
Los medios de comunicación tampoco ayudan, su falta de objetividad, imparcialidad y el espectáculo telenovelesco que arman todos los días confunde y no ayuda a que el elector actúe en democracia. Pero ¿Cuál democracia? ¿esa que expone un periodista radial a Gustavo Petro al insinuarle que por el solo hecho de poder participar en elecciones esta si existe? A lo cual el candidato acostumbrado a los ataques descarnados le contesta categóricamente que las elecciones no son garantía de que haya democracia, porque la democracia es algo que se vive todos los días, es vivir sin miedo a la muerte, a la estigmatización o al opinar diferente.
Las encuestas son otras protagonistas. Su poca credibilidad debido a que muchas de las empresas que las crean tienen vínculos con quienes están en el poder, sus cifras poco convincentes, con muestras pocos representativas y resultados cambiantes en medio de un escenario en donde la violencia y la amenaza no para, son razones para que la gente no les coma cuento. Así mismo, hubo incluso “paro armado” por parte de los paramilitares que fueron amos y señores de varias regiones del país por varios días, sin que el aparato represivo y militar oficial pudiese hacer algo. Incluso fue evidente su ausencia y contrasta con la respuesta efectiva y brutal que tuvo en el estallido social del 2021.
El uribismo se resiste a perder la hegemonía de 20 años y tiene en la cúpula de los liberales y conservadores, quienes llevan 200 años gobernando, a sus aliados incondicionales. En otras palabras, todo el establecimiento está en pie de lucha contra el Pacto Histórico y Gustavo Petro. Nunca antes el pueblo colombiano estuvo tan cerca de derrotar en las urnas a las viejas castas latifundistas, corruptas que en asocio con empresarios y clanes mafiosos han tenido cooptado el ejercicio del gobierno y las instituciones del Estado sometiendo a millones a la pobreza, la muerte y la exclusión.
Sin embargo, esa herencia de décadas en el poder aún tiene fuertes raíces en parte de la población que se sigue tragando el cuento de la “amenaza comunista” y el “castrochavismo”. Muchos quieren un cambio, pero no tienen la claridad para dilucidar que Álvaro Uribe Vélez juega a tres bandas. Su inmenso poder y las dádivas y privilegios que se reparten entre la corruptela política, aunado a que sus enredos legales son invisibilizados y minimizados por los medios de comunicación, cuya tarea es invalidar ante la opinión pública a la misma justicia colombiana, le permite aún tener chance de colocar otro presidente.
Si no es Federico será Rodolfo Hernández u otro cualquiera. No importa lo incapaz, inepto, caricaturesco o polémico, lo importante es que tenga la capacidad de camuflar al uribismo en su discurso y ganarle a Petro. Pero las fuerzas democratizadoras colombianas parecen ser imparables; Gustavo Petro llena plazas enteras como hace décadas nadie lo hacía, su discurso es brillante, esperanzador, potente, coherente, pero además ha construido un proyecto de país, tiene propuesta de país, aborda temas que son fundamentales. Su slogan es directo: Colombia como potencia de la vida, es un discurso que contiene diversidad, aroma a campo, a esos rincones de la ciudad, a rio, a lagrimas y risas. Francia complementa perfectamente, su verbo es “poesía política” es profundo, raizal, es rabioso, fuerte, penetrante, conmovedor.
Contrasta toda esta propuesta de vida, con ese proyecto de la muerte que se transforma en Zuluagas, Cabales, Gutiérrez y Hernández. Todas ellas voces con olor a pólvora, a polvo blanco, a sangre, a mortaja, a rancio, a esa vieja muerte que eliminó a miles de colombianos. El mundo debería conmoverse, mientras el presidente saliente pronuncia discursos a favor de la paz mundial y la democracia en el exterior, los candidatos de la oposición están amenazados de muerte y deben estar en la plaza pública sometidos al peligro de un disparo, protegidos por escudos y escoltas. ¿Acaso eso es democracia?, uno no se explica como a quienes proponen un pacto por la vida los amenazan de muerte.
Este 29 de mayo las fuerzas civilizatorias y democratizadoras deben ganar las elecciones. Colombia lo necesita, miles de niños, jóvenes y gentes de todos los estratos hastiados de la corrupción y la violencia lo necesitan. El país se enfrenta a una realidad, defender la poca democracia que aún queda, defender la vida es derrotar al uribismo.
Video de amenaza a Francia Márquez en plena plaza pública 21 de ,mayo de 2022.
Si a usted le parece normal que una campaña electoral esté mediada por el miedo y la amenaza y quiere seguir votando por eso, déjeme decirle que el problema de Colombia es usted ! pic.twitter.com/7LQrglSbiQ
— El profe antiuribista (@CharlyMunevar) May 22, 2022