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miércoles, noviembre 20, 2024
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Los centros seudo democráticos, el neuroparamilitarismo y la paracolingüística criolla

En Colombia gobiernan los centros seudo democráticos, el neuroparamilitarismo y la paracolingüística criolla.

La Historia es maestra de la vida. La Historia es genuina testigo del tiempo, 
luz de la verdad, memoria de la vida, maestra de la vida y mensajera de la antigüedad.
(De Oratote, Marco Tulio Cicerón).

 

¿Goebbels a la colombiana?

1.– Principio de simplificación y del enemigo único. «Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo».

 “… todos los campesinos son auxiliadores de la guerrilla, y por lo tanto no podemos dejarnos engañar, … son una plaga que debemos acabar”. Del anterior comentario, más importante que el enunciatario es el discurso fuente desde donde con seguridad se expresa tal afirmación tajante. Esto me lo decía un comandantico de segunda línea, no era de seguro más que un subalterno engarzado al fusil a su espalda, una nueve milímetros al cinto y una “fruta” (lanza granadas) en la mano, … Rambo a la chichombiana enfundado en una camuflado nuevo; de afectado acento costeño (estábamos en el centro del Valle del cauca) refería a quien escribe y hacía parte en ese entonces de una comitiva de medios informativos que llegamos solo hasta la mitad del camino esperado, la vereda San Rafael, porque “de aquí para allá no respondemos por su seguridad”.

Era el 2000 y se presentaba la toma paramilitar, una entre tantas, de Barragán y Santa Lucía, situados en la alta montaña de Tuluá centro del Valle. Las fuerzas del orden brillaban por su ausencia o entre tanto camuflado pasaban desapercibidas, es posible que bien entremezcladas, … ni un solo helicóptero sobrevolaba estando a menos de cinco minutos de un black hawk repotenciado, de los 12, se decía, que reposaban en la base helicoportada que se asienta en los extramuros del casco urbano de Tuluá y a media hora de los blindados del batallón Palacé de Buga.

Fueron, por lo menos que se supiera, no días sino semanas de operaciones paramilitares intensas en la zona. Los muertos y desaparecidos nunca se pudieron corroborar fielmente, se perdió la cifra entre dimes y directes y las cancioncillas de los spots publicitarios de los medios de mesura cómplice disfrazados en supuesto silencio objetivo y criminal, y por supuesto, las arengas amañadas de la mercadotecnia politiquera de mandatarios de turno o en campaña. La mentira sobre la barbarie era compartida hasta la simplicidad y lo que desentonara era fácilmente excluido, silenciado, desaparecido o masacrado, no sin antes darle el apellido FARC, terrorista, o guerrillero.

5.– Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Paracos, paras o paramilitar, dícese según el diccionario de Google, “adjetivo · nombre común, 1. [asociación, persona] que copia la organización y distintivos de cuerpos militares y es de ideología reaccionaria… ‘asociaciones secretas paramilitares’”.

Decididamente ilegales, eso y en apariencia en un país como el que nos tocó vivir, nominadas clandestinas; lo de oculto y a espaldas de la legalidad, sin aparente relación con nuestras sacras instituciones como el “glorioso”, lo ponen en entredicho cientos sino miles de sentencias falladas algunas en escandalosa proporción minúscula en contra de nuestro estado, donde se ha podido probar a través de las mismas, la connivencia de estos grupos “ilegales” en el reparto de teatros de operaciones con las fuerzas legítimas del estado, ejército y policía, los cuales y en conjunto como rastrillos se llevaban y se llevan a “muertos buenos” y “muertos malos”.

Dos botones para la muestra, caso Alaska en Buga Valle del Cauca, en hechos ocurridos en el 2001, y la de Ituango en Antioquia, que son dos por una, La Granja (1996) y El Aro (1997); comienzan hace mucho a proliferar aquí o acullá las acusaciones y sentencias de cortes internacionales (CIDH) sobre Mapiripanes, Trujillos, La chinita, monumentales adefesios de sevicia cercanos a la antropofagia y los más infames crímenes contra población indefensa: niños, madres gestantes, ancianos, pasados a motosierra; este último instrumento de limpieza social que se convirtió en el signo, el arma política de esa nueva Colombia a refundar: ¿Sobre las vísceras destripadas de campesinos? ¿Los cadáveres acéfalos de labriegos o líderes sociales? ¿La montonera de septuagenarios e infantes destazados por ser “colaboradores”? Refundar a Colombia sobre el lago de sangre de la matanza lujuriosa.

Seguramente usando como cimiento las gruesas columnas de los “falsos positivos” que sumaron como guerrilleros dados de baja, sin dudar, sin ningún empacho, sabiendo la estrategia, no ignorándola, adosándola a cuentas muy ajustadas por la estadística que se llevara en los paraministerios y las seudosecretarías abiertas en algunos clubes sociales de la alta burguesía del estado narcoparaco. En un juicio lógico y justo los verdaderos implicados de la violencia guerrillera dados de baja en esta barbarie son realmente mínimos. Lo desastroso de este juicio, que es por sí mismo y de fundamento corrompido, es que de antemano esto lo sabían, lo único que importaba era la bulla, el auge, los gritos, la enorme violencia que a color y en detalle multiplicaron los medios masivos de comunicación vendidos y pagados con la misma moneda de los trust.

Esta barbarie fue sin duda premeditada, parametrizada y planeada desde los responsables de la gran industria, la naciente y prospera agroindustria, el gran comercio, los latifundistas que se suman todos y son los mismos dueños de la banca, los medios y el poder político. No ignoraban los motivos y las causas reales, eran sus generadores y promotores, no les pasó de improviso como a la gran mayoría de los colombianos de a pie a quienes nos atropellara esta realidad, … ellos la construyeron, la financiaron para facilitar su gran negocio y aposentar el poder político nefasto que hoy nos arropa.

10.– Principio de la transfusión. «Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas».

Se nos vende desde niños en nuestra patria del sagrado corazón, la blanca, pura y correcta diestra, la que es la derecha, contra la oscura, impura e incorrecta siniestra, la que es la izquierda. Es el paradigma que desde los púlpitos, la familia, la escuela, los clubes, los medios pagados de comunicación masiva y ahora la internet de las bodeguitas y de tanto idiota útil de un lado y del otro.

Nos han repetido hasta el cansancio como mantras que van de lo sutil a lo explícito y hasta el descaro, envolviéndolo en un alud de principios que denostan de lo que prospere a una orilla distinta de la opinión dominante, etiquetándolo de subversivo, dañino y para ser más contemporáneos, terrorista: “mani cagado” se le dice en nuestro argot campesino al zurdo, quien usa la mano izquierda como dominante, y aún es mal visto hoy y a siglos, proclive a castigo y obligado a usar la diestra a como diera lugar pues está en una situación contranatura.

La siniestra, léase la izquierda, el lado izquierdo, es ese sendero indeseado a no transitar, es el arropo del diablo, el no lugar; está tan arraigado en nuestro imaginario y ha sido tan acendrado por la élite que ha parido en el versillo y por igual a curas, maestros, y las voces de la política y los políticos influyentes que han impreso las editoriales, misma voz multiplicada y transmitida una y otra y otra vez y de nuevo por los mass media.

3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Antes de acusarme de polarización, de ser recalcitrante y de estar fuera de tiempo por hablar de izquierda y derecha, quiero llamar la atención para aquellos que sin empacho y negándolo aplican los 11 principios de la propaganda nazi de Goebbels, sobre este que es el tercero y el sexto de los principios que venimos mentando. Este texto va para los que les asista duda o inquietud y se pueden disponer a quizás tratar entender y por supuesto confrontar con otras fuentes lo que aquí se argumenta; quienes se disponen a no entender o malentender porque se articulan por convicción o interés a estos principios nazis que seguro consideren sanos y válidos en política.

Con estos últimos nada es posible reflexionar desde cualquier argumento que se construya desde los claroscuros de las certezas y las dudas que componen cualquier pretendida verdad. Para estos señores de la opinión de los centros sospechosos, les devuelvo la perla de la que bien saben ejercer y manejan plenamente:

4.- Principio de la exageración y desfiguración. «Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave».

Maestros de la pirotecnia verbal se rompen las vestiduras y desde las agendas mediáticas revierten a conveniencia sus grotescas verdades. Tienen el poder. Detentan la verdad. La construyen a conveniencia y a la medida. Sin límite organizan el poder desde el subterfugio, la trama deliberada, la componenda y la traición.

El neuroparamilitarismo y la paracolingüística criolla

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.

Y a propósito de lo lingüístico o más precisamente a este tenor, lo paracolingüístico. El término paramilitar, paraco o para, con el que empezamos, tan popularizado y amplificado por la radio cadena de mentiras y los paracomedios de finales del siglo anterior y principios de este, reencauchado con fuerza inusitada en las redes sociales de hoy, en realidad responde a un fenómeno tan viejo como nuestra patria boba que ha tenido los más llamativos nombres según el cristal político desde donde se le nombre.

Es tal vez el maestro William Ospina, doña Olga Behar u otro pensador de vena historiadora responsable que bien no recuerdo, quienen nos invocan esas clases tan iguales como separadas en la historia: pájaros, chulavitas o zurriagueros. El mismo guion, los mismos fachos con otros nombres pero con la misma sevicia, el mismo terror, la misma impunidad y el cinismo del títere de turno en la cima de los más oscuros podercillos regionales, disculpando, ocultando o negando … los mismos con las mismas.

Es el glosario de términos y frases paracolingüísticos que construye la política dominante de la Polombia contemporánea tan reduccionista como amplio e infame. Podríamos empezar por los que han sido exportados desde la farsa internacional tales como el de “daño colateral”. Los desmanes propios de la fuerza armada o las entidades públicas nunca son abusos o errores, sino apenas una casualidad desafortunada aún multiplicados en millares. Los asesinatos selectivos son “líos de faldas” o “ajustes de cuentas” y a los actuales pájaros, chulavitas o zurriagueros se les conoce con la sonora voz de Bacrim; asesinos de baja laya que estuvieron enmarcados por las cámaras en la tragicomedia de una impostada desmovilización paramilitar la cual es y será vergüenza de la historia propia y nos robustece internacionalmente como la bananera república de Macondo.

2.– Principio del método de contagio. «Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada».

La acción paramilitar no ha cesado y va dejando remarcada una impronta que se traduce en los lenguajes de tienda o de las esquinas: los contrarios a los míos, todos son bandidos, o saqueadores, o violadores, criminales o terroristas y de seguro son de las FARC.

Para esta descendencia neuroparamilitar dejada por la ceguera impuesta desde centros demoníacos de poder, nunca hubo una guerrilla política que por más que se embolatará como lo hizo en su propio laberinto, por lo menos en sus orígenes detentó unas causas que considerase justas, se enfrentó a hegemonías decadentes las cuales desde entones canceraban el estado, esta neuroparamilitancia no reconocerá nunca el hecho de que la subversión pretendiera empoderarse como una fuerza de hecho que abogara precisamente por la justicia social, el reparto proporcional y lógico de la tierra y la riqueza de un país tan desigual como el nuestro, coincidiendo con los pensamientos de gobiernos liberales del entonces, mismos que propugnaran de manera casi idéntica mentes avisadas como la del liberal López Pumarejo.

De hecho, la guerrilla de las FARC en su inicio fue una guerrilla liberal, lo marxista-leninista le avino después. La historia se nos pretende reescribir negándose y ajustándose a manera de saco de buen sastre con las ideas chiquitas y los odios enmascarados de una política dominante tan fratricida y criminal como todas las guerrillas juntas de este país, con una gran diferencia, nuestras presumidas buenas personas, “la gente de bien”, de la que hablase tan ampliamente don Fabián Sanabria en YouTube, se impostan como salvadores preclaros que han tenido la justicia y las instituciones en su mano.

A la «gente de bien» le ha alcanzado para la compra de conciencias, el corromper a más no poder: el tráfico de influencias, el robo continuado del estado, dibujando en sus acciones un país dependiente y chiquito con ínfulas de hacienda grande al servicio de los intereses transnacionales, un excelente patio trasero con vista a dos océanos. Es esa “gente de bien” es la que nos ha gobernado por doscientos años.

7.- Principio de renovación. «Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones».

Para esta clase neuroparamilitar que encarna tan variopintos roles, de gentes humildes y sencillas que propugnan algunas izquierdas progresistas “no hay mejor producto terminado que el pobre de derecha”, lo cual es de una lógica simpática si ahondamos en los discursos; roles de ordinario y simples como han sido millones en clientela, difusores proverbiales quienes sin darse cuenta difunden absurdos ideales. Es tal la labor infringida por el poder de los medios y el discurso retorcido de los gamonales y lidercillos de la infamia, que nos reproducen en los barrios perfectos buenos ejemplos tales como el de algunos tenderos, mecánicos, taxistas, o la señora de la casa, el señor respetable del barrio, el oficinista que está pagando carro y apartamento con su esposa.

Ninguno de ellos de seguro y nunca han tenido una arma de fuego en sus manos, pero si han atinado a decir de los “buenos muertos”, matándolos dos o tres veces más, por ser vistos como plagas: lo mataron por sindicalista o revoltoso, o guerrillero “porque sus ideas eran destructivas para buen el gobierno que tenemos”, y entonces son malas y por eso hay que erradicarlas erradicarlos como plagas. Son, somos, hemos sido esa fuerza civil que mantiene la violencia, la multiplica justificándola desde el lenguaje, desde las acotaciones y repetición no reflexionada de las peroratas de esas castas que se manifiestan en esas, las “personas de bien” que hacen la política, tan homologables a los “sepulcros blanqueados” bíblicos.

9.– Principio de la silenciación. «Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines».

Para esta clase social brotada de los discursos retorcidos de los centros de poder, subversivo no es la otra versión de algo sino que de plano y sin explicación es un criminal, así como revolucionario no es quien pretende adelantar acciones distintas conectando dimensiones diversas, sino el terrorista que pone bombas y destroza el bien público. El diccionario se nos aplana, se achica como en el relato de Orwell, y se falsea y entonces surgen exabruptos tales como Castrochavismo, término de construcción lógico discursiva tan forzada que lo acerca a lo tan improbable, como es cierta e indiscutible la ausencia física de sus dos fuentes extintas en nuestra realidad, ya muertas, a pero eso si reverdecidas a diario por los telenoticieros convertidos en los talking shows de las marionetas puestas por los gregarios y áulicos de los sátrapas de turno.

Daría risa todo esto sino escondiera el veneno de la simplificación del enemigo único y de la orquestación para tenderse cual cortina de humo para lo verdaderamente urgente y cierto a discutir en nuestro país nacional. Entonces la sola intención de su existencia, de la existencia de estos términos manipulados, los hace de facto criminales, alimentadores y justificativos de todas las muertes y los muertos de quienes siguen repitiendo el asesinato, siguen liquidando a nuestros muertos una y otra vez, al decir: “lo mataron por algo, algo debía …”.

8.- Principio de la verosimilitud. «Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias».

Crimen de lesa humanidad surgido desde la ignominia y la soberbia de quienes usan la ignorancia a su favor como una fuerza legítima en no más que un juego de poder; la discusión se ha agotado para los generadores de estas castas neuroparacas diseminadas en nuestra población humilde, … la discusión, se acaba, se avivan la emoción y entonces surgen el odio, exiliando al pensamiento para cubrir la farsa y la mentira de indignación, pero eso sí, cuando la indignación viene de otros entonces esos otros son “generadores de odio”, resentidos sociales, ¡mamertos!

La capacidad de retorcer matrices ideológicas a más no poder, generar agendas mediáticas repetidas a estribillo por sus amplificadores, no tiene por límite la estupidez porque con la falta de escrúpulos se pierde no solo la vergüenza sino la mesura de lo lógico y posible:

11.- Principio de la unanimidad. «Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad».

Y queda la salida oportuna y de siempre predilecta por nuestros señores de la guerra, por los amos de las cosas, los gamonales y patrones, los dueños de la hacienda que es esta república bananera patio trasero con vista a dos océanos, … cubrir de duda, maldecir y desprestigiar, sino todo y lo mismo, entonces la muerte como la forma de silenciar por completo. Son tan torpes nuestros sátrapas que no conciben como los muertos son el mejor abono de las ideas que rebrotan entre los odios sembrados y la farsa que repugna más que la misma muerte.

Lo que han querido matar por siglos, se ha multiplicado y seguirá multiplicando, tanto como las arenas del mar de los silencios propiciados y la polifonía de las voces que resurgen en la memoria que, del muerto pasa al colectivo. Nuestros muertos, nuestros líderes no están acabados, los sembramos y su cosecha será próspera… ya es la hora de sobreponernos y hacer superior la verdad limpia por encima de la mentira, de recuperar la justicia desde la palabra y crecer el amor donde ha brotado el odio.

Es hora de cosechar la voz desde los silencios que nos son cómplices y de dar vuelta a la tortilla, recuperar eso de los tres hervores del chocolate, buscarle la comba al palo; la voz del ancestro hay que escuchar, recuperar en vivo y en directo del hastío en que nos ha sumido el internet y levantarla de la sordina impuesta por las mismas élite a través de la pandemia: ¡bienvenido el pacto histórico por Colombia, bienvenida la voz de la Colombia sin voz, no más el murmullo, nos espera el grito, lo conquistamos!

 

Harold Hernán Marín Fernández
Miembro de la junta directiva del SUTEV-Restrepo. Docente de aula en la Institución Educativa Jorge Eliécer Gaitán, Restrepo Valle del Cauca. Comunicador Social y Periodista (UNIVALLE - 1997) Magister en Educación con Énfasis en Lenguaje (UNIVALLE - 2019).
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