En Colombia hay desnutrición infantil en pleno siglo XXI. Parece mentira o un chiste de mal gusto, pero no, es una realidad dolorosa. Colombia es un país hermoso, lleno de diversidad, fauna y flora, por cuyo suelo han pasado grandes personajes que dejaron huellas importantes para nuestra historia y para el mundo. No cabe duda de lo orgullosa que me siento de mi tierra, esa que se lee en los textos del escritor Gabriel García Márquez o se contempla en las obras de Fernando Botero. Sin embargo, tengo que admitir con mucho dolor que no todo es color de rosa.
Mi nación siendo tan rica y exuberante tiene en pleno siglo XXI niños muriendo de hambre en el Chocó, la Guajira y muchos otros lugares. Esta afirmación es respaldada por distintas investigaciones. Según la Organización Panamericana de la Salud, nueve de cada 10 muertes de niños menores de cinco años ocurridas en Colombia entre 2000 y 2018, podrían haberse evitado si hubiera existido atención médica oportuna y de calidad. De otra parte, la Defensoría del Pueblo entregó datos vergonzosos sobre el tema en un informe publicado hace algunos meses. En el documento se lee que hasta septiembre del 2021 se habían presentado 116 muertes por desnutrición en menores de 5 años.
Igualmente, la inseguridad alimentaria, es decir, la imposibilidad de acceder a alimentos diarios y nutritivos de manera permanente, es una realidad palpable que viven miles de familias en el país. Según el DANE, hasta mayo del 2021 en Colombia había más de 11 millones de personas (equivalente a 2.62 millones de hogares) que no comían tres veces al día. Los estragos de la pandemia, la pérdida de empleos y la negligencia del estado, son algunas de las causas de este grave problema.
Estos datos no solo son tristes, sino que vulneran completamente el derecho internacional de los niños, en lo que se refiere a su desarrollo físico, emocional y cognitivo. Recordemos que la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en el artículo 24, hace referencia a la obligación de todos los estados a tomar medidas dirigidas a combatir la mal nutrición y asegurar que todos los sectores de la población conozcan los principios básicos de salud y alimentación de los niños.
La Constitución Política de Colombia ha incorporado tratados internacionales sobre el derecho a la alimentación a la primera infancia en los artículos 43, 44 y 93. Es necesario tener en cuenta que durante los primeros 4 años del niño, se desarrolla aproximadamente el 70% de los conocimientos lingüísticos y conductuales. También es probable que sin una correcta alimentación, al llegar a la adulta -si logra llegar-, una persona tenga un ingreso laboral 54 veces menor que alguien con buenos índices de nutrición. Sin una correcta alimentación hay un mayor riesgo de padecer enfermedades y trastornos que impiden llevar una vida plena.
Debemos luchar por el cumplimiento de derechos fundamentales de los niños, tales como la vida, alimentación, educación y agua. Estamos en un país moderno lleno de tecnología y comodidades donde existe facilidad para obtener información mediante plataformas, redes sociales, páginas y medios de comunicación. Pero ¿Qué pasa? ¿Por qué no nos interesa lo que sucede fuera de nuestro entorno? El incumplimiento de derechos infantiles no solo se vive en regiones pobres, también se refleja en la capital del país donde la desnutrición, el abuso físico, sexual y psicológico es un noticia diaria. Hago un llamado a todas las instituciones tanto estatales como privadas poner como prioridad la alimentación de los menores.